lunes, 29 de noviembre de 2010

Sans toi.

Y ya cuando lo obvio se ha convertido en inevitable, en grito de autoconvencimiento… Para este lugar no hay salida de emergencia, aunque de todos modos, salir sería lo último que haría.

Y ya cuando el vaivén efímero se convierte en estabilidad pasajera, es totalmente absurdo borrar las dos palabras de siempre. Absurdo e impropio, si la madera siempre quiere arder.

Entonces escribir 24 latidos por día, me convierte en esa clase de piel al rojo vivo, que camina al paso de reconstrucciones de una noche, o que se queda casi sin respiración en la construcción de la misma.

Que todos sabemos medir las distancias, y más cuando se trata de gris y amarillo, de frío y calor. Que todos sabemos meternos donde no nos llaman, y de ahí es mucho más fácil salir.
Sin embargo, cuando sientes que todo ha sido un plan perfecto, te ves inmersa en un cuento. Y como todo cuento, se supone, que tiene un fin, se supone. Pero ya le has cogido tan fuerte de la mano, que si te suelta,
pierdes el equilibrio,
el norte
la conciencia
el calor
...



Hipotermia en el corazón.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Romeo y Julieta.

Ahora el corazón no late al compás de un pentagrama meditado, ni existe prisa que ande detrás de otro más que poner en la lista. No sabe nadie a cuantos palmos del suelo han volado sus ganas, ni se imaginan el esfuerzo sobrehumano que les supone estar una noche en camas separadas.
Ahora nadie puede convencerles de que con tan pocos besos no se puede construir otra historia. Han metido en una caja los recuerdos, dejando en el cuerpo sólo espacio para su argumento, para una larga noche en la 628, en la que por muchas ocasiones en las que se abra y se cierre la puerta, siempre estará flotando en el aire la risa de los dos.
Ahora nada tiene que olvidarse por miedo a la distancia, ni nadie tendrá que pedir perdón.
Ahora el verbo querer no parece una pérdida de tiempo, ni una piedra con la que tropezar 100 veces.
Ahora no da miedo ver el suelo desde el cielo.


Pero si el miedo aparece,
prefiero quedarme a tu lado,
pegada a tu piel y a tu aliento,
con tus manos quitándome el invierno de encima,
y así plantarle cara,
hasta que cansado de perder la batalla,
decida desaparecer
por la rendija de la ventana,
y se diluya en el frío,
hasta convertirse en nada.



Esta noche, también me harás falta...

miércoles, 3 de noviembre de 2010

.

A tiempo y destiempo tintando de rojo ocho paredes que no se miran.
A galope y al paso camina ahora la vida, despachándose de miradas que al llorar en lo más hondo sueltan puñales frustrados
Al ritmo del Bob Marley que me dice que no llore, nos fumamos el aire sin prisas que nos pisen los talones, con la muchedumbre haciendo el coro.
A base de fantasmas que reían, se descubrió que el cielo gris era un telón mofándose de todos.
Al cabo de ese segundo inquieto y bipolar, la sal del mar regeneró la piel de la que quiso abandonarse, sin compañía ni consuelo, en el Km. O de su propio desierto.
Y después, ya desenmascarado el miedo, y realizado el intento de encontrarse en una historia ajena, decidió retomar la suya propia, en su diario sin candado, con la caja azul consigo, con las manos que acariciaban lo mundano, con la mirada puesta en sus dos realidades.

Sacudió la arena incrustada de su piel.
Se sentó delante del espejo,
se miró,
y sus labios comenzaron a estirarse

a una velocidad descomunal.




Ya era hora, princesa.

martes, 26 de octubre de 2010

Resumiendo latidos.

Cómo olvidarse de un invierno tan largo y pasajero a la vez.
Cómo olvidarse de los trastos que me tiré encima, de los trapos sucios que nunca lavé.
Cómo olvidarse de un retorno a la edad crítica, de un rodeo por el máximo exponente de la inconsciencia.
Cómo olvidarme de ti si a la vez pretendía quererte y no quererte, y sendas cosas se quedaron tiritando en el intento.
Cómo olvidar que me subí a lo alto del cielo algún día, que imaginé ser la pionera en el amor, haciéndote caer sin haberlo querido, hasta el suburbio más negro de tu cárcel.
Cómo olvidar que mi cabeza terca e inconsciente se moría de ganas cada viernes de pisar ese bar de enajenación mental.
Cómo olvidarte si esos meses fuimos el secreto peor guardado y mejor invertido, con las ganas de meterme en tus pupilas por un lado, y la prisa de sacarme los resquicios de un amor estancado por el otro.
Cómo olvidarme de lo fácil que sentí perdonar tus ojos rojos, que siguen siendo una proposición indecente, aunque nunca más volvamos a fumarnos el humo de tu moto camino hacia el edén.

Una caja llena de recuerdos encendidos, bailándome las horas, atándome los cordones a cada paso, y gritándome cada día más alto quien fui y quien soy.
Así podré convertirte, si algún día se nos deshoja el corazón, en otro capítulo vivo de esta historia.


Pero la tinta hoy, se conforma con dibujarte sólo a ti en mi cabeza.

sábado, 23 de octubre de 2010

Negro.

Lo contrario seria achicarse el alma y perderse en un sudor de efímera espera.
Lo último que hiciste cuando todo iba montado en tu escalera era plantar pocas ganas de conocerte. Y hoy seguramente que podré inhalarte mucho más rápido que antes, porque no es tan fácil llegar a una vida nueva y reconocerte en cada uno de esos tres corazones. Y no es tan fácil porque en estos tiempos que corren la incoherencia camina por las calles cual cucaracha radiactiva.
Pero que queréis que os diga. Las quiero con toda mi alma.
Porque un pasadizo frío se calienta con sus risas. Porque si fallo con las dudas más intensas del presente ellas me dirán que nos vamos a fumar un pei,
que nos vamos a morir de alegría respirando nuestro aliento,
que cada una me dará un cacho de su ser,
prometiendo que harán de mi alguien valiente.
Y os creo, porque sois mi conciencia.
Y os tengo, porque le planto cara al futuro con vosotras a mi vera.

jueves, 14 de octubre de 2010

Camino.

Solía no arrastrar el agua de los charcos, ni dejarse llevar por el mal humor de las tormentas. Andaba creyendo tener una manta invisible, dentro de la cual se imaginaba la vida de cada mirada transeúnte, volando hasta erizar su bello.
No sabía malgastar el tiempo con excusas y vergüenzas, todo sonaba al compás, cada golpe y cada escalón subido. Después, se tiró al agua con el corazón en la garganta, con los ojos más rojos que el demonio, y los días agredidos con esa forma equivocada de utilizar el arte. Se despachó de todo asunto que le concernió, como aquel que olvida el reloj y se acostumbra a vivir sin él. Y creyó que todo estaba perdido. En ese momento fue cuando erró, en el momento en el que cerró la puerta a cal y canto, atornilló su alma, y se dejó abandonar como un perro en la perrera.

Aunque cueste adivinarlo, el camino siempre queda donde tú lo dejaste.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Allá voy.


Podemos poner ya el tercer punto de esta historia, y que acabe en suspensiva, pero ante todo, que acabe. Creo que llegados a este punto limítrofe y suicida no quedan más agallas que caigan en saco roto. Porque no será la primera ni la última, y como siempre, dentro de un tiempo, me reiré y te contaré solo lo bueno.
  
Andando en un mundo que poco tiene que ver con el que me cuida ahora, tengo el privilegio de guardar en esta cápsula del recuerdo algún puntapié que me distrajo en el camino. No hablo de puntapiés en la espinilla. Me refiero a esa continua voltereta que di sin a penas notarlo, consciente cada noche de donde estaba el suelo, e imposible de parar durante el día. Algo así como la previsión de una tenebrosa tormenta de la que pensaba que no me iba a mojar. Pensaba. Porque pensar, todos pensamos, obviamente. Porque soñar, todos soñamos. Y el conflicto cabeza-corazón se presenta cuando nos quedamos en ese límite, en una superflua e ingenua esperanza.
Si, creo que llené mi almohada con “propósitos” de año nuevo, que se ahí se quedaron, durmiendo.

Pero como todo pasa y todo llega, al final se despertaron. Y hoy, se me antoja el tiempo como un presente a largo plazo, como el conductor que solo ve la carretera que tendrá que recorrer.

Que la vida son dos días, y yo todavía no he empezado.

sábado, 17 de julio de 2010

Cordura.

A veces, ocurre que la locura que no lleva tiritas de psiquiatra nos invade en un revolcón de sueños.
Digo, que sólo a veces impregnamos la bombilla que por fin decide encenderse de respuesta y pregunta. Es decir, damos la victoria a esa batalla de nuestro razocinio con el bipartidismo que gobierna todo nuestro ser. De esta forma sucede, que en el momento en el que divisas la luz del final del túnel, ésta se te antoja como una santa resurrección de tus ideas, pero de súbito y sin perturbación que engañe, toda la verdad dirige sus sentidos al comienzo del dilema. El problema viene cuando la inmensa tranquilidad del primer rayo somete tanto a tu vanidad, haciéndola creer que la solución es de hormigón implacable, fuerte como el ruido que nunca se rompe, y por tanto simula ante el núcleo de todo ese barullo, que realmente nunca hubo conflicto, que todo está correcto.
 Y con un secreto a voces, todo se vuelve a enredar.

Pero sólo cuando nos alejamos en el tiempo, es cuando se puede ver claramente en el parte de lesiones que se trataba de una humana y simple esquizofrenia.
Como venda y herida, como inevitable olvido para quien teme ver algo más.

martes, 6 de julio de 2010

Siempre es Hoy.

El por qué de su porque nunca tuvo lugar en aquélla vida.

Pudo ser quizás por rendirle a cada impacto el merecido límite de los lutos de antaño. No quería la princesa de los mares caer sólo una vez en su historia, ni hacer del singular sus pasos hacia algún sitio.
Algunas cicatrices nos salvan la vida.

“Hay días y… días”, y con eso finalizaba más de un vacío indescifrable.

Lo cierto es que hablar en pasado no procede, ya que, es verdad que olvidamos la piel en el armario, pero seguía estando viva. Igual que ayer tuvo su hueco en la ruleta de utopías alguna sardina sin espinas, y seguramente fue inoportuno y totalmente absurdo, pero fuera como fuese, fue así.

Tal y como nace esta noche de 40 grados, paralelamente se ven los retos cada vez con menos pies. Y me alegra profundamente, me da paz y me da gloria.

Gracias a dios ya no existen noches sin eslabón ni tregua.

Son días y días, pa tu calma y pa tu risa...

lunes, 21 de junio de 2010

Merci beaucoup.

“¿Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores…? Del interrogante en tu mirada…”



No es fácil entender que el instinto no acompaña en este sprint final.
Ya no se trata de blanco o negro, de encasillar el método y el fin. Es incómodo el querer desprenderse de uno mismo y agotar la introducción de cada noche con promesas utópicas como anestesia letal.

Y en la cara la expresión de siempre, y dentro, la cara de la verdad.

¿Sabes lo qué es esto? Impotencia malgastada, e imperfectos que negándose a la reinserción, te atropellan a cada paso que das.
Entonces llega el momento del día en el que das vía libre al grito cohibido, y éste, enfadado ya con su esclavitud, te revienta el impulso de levantar la cabeza, detallar cada huída de escape en vano, retroceder al punto de equilibrio y asimilar infinidad de actos subliminales, delatores del giro de 360 grados, inútil y desalmado.

Podría escribir una solución como desenlace e introducción de la realidad,

sin embargo, tengo que confeccionar un abrigo que vuelva a quererme,
construir cuatro paredes en las que no exista máscara para salir de ellas, y razonarle la moraleja buena (sincera y no inventada) al hobillo de miedo que no me permite saltar a mi terreno, al lugar donde se encuentra mi vida conmigo, mi corazón de siempre.
Ése que no soñaba con usurpar otro cuerpo, ése que me situaba en el cielo del podium.
Ése, que valiente y descarado tenía el don de hacer de sus latidos una droga tan benévola que sostenía mi risa sin necesidad de soltarla nunca.

Y hoy, después de que su voz, temerariamente desnuda y cálida, volviera a embaucar toda mi entereza, sin querer (o queriéndolo demasiado) he vuelto a cubrirme con aquellas sábanas, he vuelto a recordar que allí no importaba el pavor del día, no se convertía en el peso que seguramente he delatado anteriormente. Allí toda solución constaba de un simple acto: cerrar los ojos y recordar que tras aquella pared se encontraba mi confianza, mi batería inagotable. Allí se encontraba ella.

Y ya puestos a confesar…
Creo que un corazón no está sembrado únicamente de un alma. Creo, que mi alma, en concreto, late por dos, llora por dos y crece por dos.

Y por dos, sé que tengo que volver a renacer si la lluvia encharca el camino, que tengo que poner un fondo al agujero negro que tramaba succionarme, levantar la mirada más allá de un “y que le voy a hacer”, y seguir fraguando el aliento que olvidé tener como respaldo.

Lo más curioso de todo, es que una madre inculca una serie de valores en su hijo, y ésta espera (supongo), una respuesta. Sin embargo, cuando esa respuesta no es la anhelada, se puede pensar y temer que el fallo puede deshacer la esperanza, esconderla y arrancar algún “ haz lo que veas”. Entonces es aquí, en este punto desorientado, cuando ella, tras haber entendido mucho más de lo que tú le hayas intentado explicar, no comete el grave error de caer contigo, es más, es cuando tranquila y hábil, por fin clasifica el delito, y coherentemente vuelve a hacerme recordar lo que faltaba en estas letras.

Es casi imposible describir esa parte de lo que dijo que no sienten los oídos, esa parte que realmente es la que necesitaban estas ganas. Esa parte, que a mi parecer, se resume en una fuerza sobrehumana de no echar nunca el ancla en ese mar de errores, de conseguir que vuelvan a curarse las entrañas, andar hacia atrás sólo para coger carrerilla, y conseguir, al fin, que resucite el valor de ser valiente. Tal y como fui algún día, tal y como demuestra ella en cada relato de su vida.


Aquí no hay Dios que valga...




Está ella.

jueves, 10 de junio de 2010

24 o morir.

Allí, en el lugar más barroco, más monárquico y estático, es donde encuentras la pregunta que diluye el nudo agónico y retórico.
Es curioso que la furia no desprenda bolas de fuego más allá de su parcela,
incluso ignorando la templaza y arrancando remolinos
de esa vieja manía
llamada venganza.
"Yo soy yo, y mis circunstancias". Su voz y la guitarra flamenca, otra vez, me trajeron la calma.

Corazón en barbecho y corazón bomba, revienten la cinta métrica que abraza cada paso.
No hay decisión desmelenada, no hay ideas fuera de las casillas, no.
Escuchen bien: Sólo existe la coherencia cuando los retales se cosen por dentro
y el miedo decide sonreir en medio de la nada...


Son días en rojo.

viernes, 28 de mayo de 2010

Al compás.

Demasiada bulería entre tanta ola muerta.

¿Para qué vienes hoy, corazón?

Te gustaban mis letras desquiciadas, ahora todo vuelve a empezar, por tu culpa, por mi culpa, porque el roce hace el cariño.
Di que no hay mirada obcecada en la llave que lleva al todo, al diluvio de infinitas ideas erupcionando a cada silencio.
Di que está noche no habrá extrema unción cuando decida psicoanalizar mi vida.
Di que se ha marchado la ilusión de besos, cuentos, y palabras nunca dichas,
que ya no hay droga que desgaste el mapa, que se rebotan estos dos mundos.
Y a mi me explota en la cara.

Velocidad,
para todo.
Ahora sólo caben esos dos relojes precoces de amaneceres y sueño cafeinado.
Como las balas perdidas con la vista puesta en un solo paraíso.
La almohada ya te ladra, el clima seco y sus manías ya te han escamado hasta las ganas, la ruleta bajo el asfalto...
Hay muchas toallas tiradas.

-Huye...-

Pero su escondite ya se había escondido.

Hace muchos años,
hace muchas primaveras.

Hace muchos renglones ya sellados en algún grito…

Sigue bailando, marinera.

martes, 4 de mayo de 2010

Insaciable realidad.

Bullicio de estruendos, de tormentas agotadas, carcomiendo cualquier testamento fuera de las manos. Rincón donde te quedas observando absolutamente nada, llena de alguna súbita droga benévola, rociando lo que queda de tu todo. No pienses más allá que de lo vivido, no encuentres a cada expresión un lugar donde resguardar tus ideas voladoras, soñadoras. Puede, y puede 40 veces aparecer una magia extraordinaria que te haga hablar de lo que ni siquiera sientes, que te haga volver a ese cuerpo que carecía de realidad. Sin embargo te ves aquí, lejos, cerquísima, de todo el follón que te agrada vivir cada día. Y por pésima aceptación del público has acertado en dejar de no ser tú, porque al final la naturaleza es la que pierde al hombre, la que aturde con las mas humanas razones.


Quedará esa puerta entreabierta, pero nunca abierta del todo. No se hacer de la sangre un soplo de agua, no se convertirme en la playa más virgen de ese paraíso, no se agravar los problemas con explicaciones trascendentes, no se decirme a mi misma que la suerte tiene sólo 7 vidas.
 
Predecir hasta el más estúpido estimulo es derrochar todas las ganas de apartarte las incógnitas del medio, y eso… no puede ser sano.






Para que no te vea nadie, invéntate otra excusa.

sábado, 3 de abril de 2010

Sentada en mi mundo.

Discursos que van a parar a una maraña de absurda intuición, no hay sexto sentido, ni casualidad que valga.
El cielo cerquita del mar, mis pies rozando la arena, la piel revitalizada con la escarcha de las olas. Paraíso, mi paraíso. Mi tranquilidad, mi encuentro conmigo misma, la verdad que sigue en pie, un hogar con cinco manos.
Olvido de un recuerdo, recuerdos del aburrido parón, corazón en coma, temperatura chillando, calma y beneficio para mis sueños. Aquí me quedo. Llegará la imagen de todas las noches antes de dar rienda a lo que llaman subconsciente….


La intensidad de un stop destruyó por fin aquella trampa.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Intensa frialdad.

Tienen tantas deudas con los cánones acuñados a cada aspecto, tanta preocupación por dejar huella en cada reunión…

Entonces claro que ella es fría. Porque no siempre tiene la respuesta que esperan, porque no va acorde con el estado de ánimo que está estipulado a cada sentimiento. Porque habitualmente saldrán de su boca justo esas palabras que ellos no quieren escuchar. Hará lo más extraño cuando la situación tiene un fin comúnmente asociado. Andará buscando suspiros que nadie entienda, no palabras con significado.


No llora abiertamente, es conformista, nunca encuentra suficientes motivos para enfadarse, te ayuda y te apoya sin verbos ni sujetos. Hace que los días pasen con la sonrisa de oreja a oreja aunque te haya contado el desastre que está viviendo. Entonces ellos reclaman un gesto por su parte, porque claro, lógicamente HAY que enfadarse, HAY que llorar si estas triste, HAY que reír en el momento oportuno, y esa mirada perdida y vaga sólo muestra indiferencia y pasotismo. Claro, es verdad, HAY que tocar el alma de las personas con un abrazo. HAY que ponerle escena a cada sentimiento, sino es que no te corre sangre por las venas.
Sin embargo toda esta gente tan sensible y consciente del mundo en el que viven no ven más allá de lo que ven sus ojos...


Si les diera un vuelvo al corazón con una cotidiana imagen de un hombre paseando con la cabeza agachada mientras se dirigen a la facultad.



Si observaran la heterogeneidad de razas y colores de ojos que entrar en el metro y les diera por sonreír reflexionando sobre lo irrepetible y única que es cada persona.


Si escuchando dos palabras dichas sin pensar les diera un subídón de adrenalina por la magia que puede llegar a transmitir esa espontaneidad…


Si retuviesen muy dentro, hasta el punto de sentirse totalmente satisfechos, cada mañana que abren los ojos y ven que siguen en el mundo…


Si les pareciese grandioso tener el don de admirar cómo vivimos en un ciclo de emociones en el que la alegría y las ganas de vivir inundan hasta el más oscuro recuerdo...

Si les diera un ataque de arte con una simple canción...


Si disfrutasen de los palos que da la vida por hacerles ver lo humanos que son…


Si apreciasen la sensibilidad como otro órgano vital y no como una carta de presentación…


Si dejaran por un momento de asustarse si no expresan lo que piensan y sienten como les pide el mundo, entonces llegarían a entender que sus besos, sus abrazos, sus mensajes, sus llamadas, sus conversaciones no son más que una estúpida razón para que su alrededor tenga pruebas de lo que llevan por dentro.
Disfrazarse es aún más frío que no explicar que siente el corazón.


Pero siempre le darán más valor a lo visible y tangible, que a la piel de gallina y al bombardeo de latidos que nunca alcanzará su vista…





martes, 9 de marzo de 2010

aluaP

Lánzate de un salto, viene una ráfaga de vida nueva.
Los miedos al escondite, los errores a la papelera de reciclaje, y tu risa que surja con un simple roce de aire...

Que el mañana seguirá siendo una incógnita perversa, que tus hipótesis no van a cobrar vida por mucho empeño que le pongas.
Quédate en aquel lugar donde eres féliz, en aquellos sueños que puedes tocar. El camino está hecho de pequeños retos, con piedras, soluciones, y con la suerte que construyas en tus manos.

No será la primera ni la última vez que el corazón te pida tregua, a veces se nos antoja volver a ser aquella semilla recien plantada, sana, inocente, pura...
Y no hay mayor premio que hacerse cada día mas humano con los recuerdos de cada historia. Nada muere, sino que todo se transforma. Tu historia, vuestra historia, ahora vive sonriente en algún recoveco de tu mente.

Seremos lo que nos guíe el paso del tiempo. Pero hoy, somos, tenemos y vivimos. Deja al futuro tranquilo, saborea los pálpitos que te golpean en este mismo instante.

Vuelve a echarme todo el agua encima, vuelve a reir hasta que te duela el cuerpo. Le has ganado la batalla al silencio. Has conseguido vivir aquel cuento tal y como te pedían tus sentidos.

Ahora prepara el cuerpo, quedan mil historias más...

jueves, 11 de febrero de 2010

Felicidad a pachas.

Quiero los cuatro pasos que te llevan a todos sitios, la humedad pasajera, andar a paso lento, los ojos achinados, el cigarro y la copa, los bares de siempre, tu risa, nuestra vida fácil, las historias contadas por cuarta vez, perdernos de carcajada en carcajada, nuestras deducciones sobre el futuro...
Quiero estar allí, contigo, con la misma entereza que nos ha acompañado todos estos años...
Todos estos maravillosos años.
No me resulta una labor fácil estar lejos, sin poder llamarte en cualquier momento y a cualquier hora para tomarnos un café, una caña, un vino, o simplemente para tomarnos la vida entera dentro de esa burbuja imaginaria que nos aísla de lo que la gente llama tristeza. Allí no existe.

Te conozco tanto... Tu manera de suavizar la tensión, los monólogos espontáneos, tú y tu cigarro, tus amores de la noche a la mañana, tu templanza y tu locura, el don para hacer de todos los recuerdos una risa, incluso de los recuerdos más negros. Tu facilidad para cambiar las desgracias por lecciones, los complejos por belleza, los días off en tranquilidad.

Seguramente haya personas mucho más inteligentes que nosotros, mucho más bondadosas y solidarias, menos caprichosas, más maduras, menos raras, más coherentes, menos borrachas... Pero no quiero bajar de este paraiso. Quiero seguir con la certeza de que siempre estaré ahí, de que tú siempre estarás aquí. Para lo bueno y lo malo, pa echarle cara al destino, para no llegar nunca a tiempo a la hora del café, para levantarnos del suelo sólo por culpa del acohol, para tirar por la basura todos los miedos innecesarios...

Es ahora que estoy a muchos kilómetros de nuestro día a día cuando soy consciente de que no existe nadie que me pinte la vida mejor que tú, que haga de los pozos sin fondo una utopía, y que convierta los caminos imposibles en caminos ya andados. No hay cara mala de la vida.

Que se caiga el mundo, que desaparezca la Tierra, que se extingan los humanos, da igual...

Tú espérame en el Sinco que quedan cervezas y tiempo para volvernos inmortales un millón de veces más...

sábado, 6 de febrero de 2010

Parrafada de tinta.

Perdón. Por haberme conformado con este desastre, por confiar en lo serenas que serían tus palabras.
Ya no es todo tan fácil como hacer una bola con plastilina y volver a hacer otra figura. Lo sé. Lo supe hace ya tiempo.
Esa fuerza volverá, esa destreza de fabricar suerte con mis propias manos, hacerla y hacerlo para mí. En cuántos agobios me habré perdido... En cuántas soluciones me habré vuelto a crecer.
Somos una especie de camino con murallas implacables, sin salidas de emergencia. Pudiste coger el otro recorrido con zona 10, pero hubiera sido demasiado lógico para estos tiempos que corren. Es infalible lo que dicen. Yo no sé más que nadie... Nos ponen malas caras pero nosotros estamos borrachos, las miramos y sólo cabe en nuestra razón un significado gracioso, como cuando me da por reirme de aquellas noches en las que todo se hace surrealista.
En cuanto al todo que nos rodea, aquí se hace nada. Una pecera con tapadera, hasta que estallas y comprendes que la melodía ya no te sabe tan viva como antes... Inmortales desquiciados, testarudos. A ver si es que ahora un caudal de lágrimas va a salvarnos de los fantasmas, qué va... Llena un vaso de agua, y cuando lo bebas piensa si era tan pura como cuando no sabíamos ni hablar. Menos mal que en este desorden de letras no entran malos augurios, no existen los cuentos con final desesperante. Queda hilo para coserme más aliento, más inventos para volver a hacerlo bien. Volver.
Cuando ella venía, me daba un beso y me arropaba... entonces no tenía miedo siquiera de que pudiera caerse el mundo...
Sigue siendo maravilloso osar de esta manera tan descarada a sentirme así de protagonista. Seguimos en el camino y en la búsqueda, con la misma mirada fija en ninguna parte.
Que no hay mayor error que no cometer ninguno...

jueves, 28 de enero de 2010

La misma utopía de siempre.


Una colección de buenas intenciones es lo único que me queda. Tú y solamente tú, sabes, entiendes y puedes apreciar lo que yo misma desconozco de mí.

Me quedo parada, seguramente esperando una lección, pero no tengo excusa, basta de dar tiempo muerto a la vida, basta de decir que lo estoy haciendo mal, basta de seguir en este camino inacertado...
Sólo son copos de nieve, parecidos a lo que fuimos algún día, dudosos de si vestiran de blanco la ciudad, dudosos de si se los llevará el viento en una ráfaga féroz.

¿Te acuerdas cuándo no nos daba miedo hablar del poco tiempo que teníamos? ¿Te acuerdas cuándo no nos importaba querernos?
¿Te acuerdas cuándo planeábamos perdernos por alguna playa de ese maravilloso desierto?

Ahí quedó todo, guardado en alguna de aquellas olas que nos hizo reir tanto... Así ha decidido el tiempo marcarnos el final, no hay prorroga ni excusas. Pero me encantaría que saliera de tu boca algún día todas esas ideas que te hacen débil por dentro, todas esas frustaciones e impedimentos que disfrazaste con un silencio inútil. Por lo menos tú puedes echarle la culpa a la distancia. Yo, sin embargo, nunca podré explicarte por qué deshice en cuatro paredes toda la magia que me mantenía a tu lado...




Y aún tengo la poca vergÜenza de sentir que me haces falta.

sábado, 23 de enero de 2010

Vacía

Arañarse el alma, la conciencia, y todo lo que pueda doler...
Puro masoquismo totalmente innecesario, pero qué me queda ahora, qué me queda si no soy consciente de que lo tengo todo. No te disculpaste, al igual que tampoco lo hizo aquel sol que quemó mi piel, al igual que yo nunca vi factible perdonarme.
Lo necesito, perdonarme por haberme querido y desquerido tantas veces, por haber hecho de mi esencia una excusa para aceptar mis fallos, por sacar del cajón todos los recuerdos sin vida y darle vida al que más me daña, por haberme enfadado con aquellas canciones...

Mientras tanto suceden barbaridades, se derrumba una ciudad, se mueren grandes personas, y yo sigo igual, odiando tu silencio, llenando vacíos de aire absurdo.

Tu aire, tu escondite...

Entre la nada y el todo yo era féliz.

martes, 5 de enero de 2010

El silencio es la más elocuente forma de mentir.

Si respirase todo lo hondo que puedo me quedaría anestesiada por mis vagas experiencias. Se ha atrancado el reloj de arena, gracias a dios que no se nos rompió. Lo admito, yo jugué con él.
Siempre hago igual, envuelvo un extraño misterio en mis entrañas, entonces éste me atrapa, me acaricia el alma, me acaricia la tristeza... Si, esa que nunca aparece. Te quedabas tan callado que tuve que remontarme a mis buenos tiempos. A aquel tiempo perfecto donde no existía más que una mesa, dos cervezas, tabaco y ellos dos... Mirándose, riéndose de la manera más descarada posible, sucumbiendo a un miedo lujurioso, traduciendo palabras...
Lo hacíamos muy bien, se nos llenaba la boca y la alegría, aquel tiempo en que la magia era trapecista, nunca se caía de esa cuerda. No existían las excusas ni las malas formas. Entonces yo guardé ese recuerdo en mi caja fuerte, siempre me ilumina si tropiezo. No sé por qué, creo que fue el mejor capítulo de mi coherencia.

Relájate, escúpelo, no se te vayan a salir las ganas por las orejas. ¡Qué manera de quererme!