viernes, 28 de mayo de 2010

Al compás.

Demasiada bulería entre tanta ola muerta.

¿Para qué vienes hoy, corazón?

Te gustaban mis letras desquiciadas, ahora todo vuelve a empezar, por tu culpa, por mi culpa, porque el roce hace el cariño.
Di que no hay mirada obcecada en la llave que lleva al todo, al diluvio de infinitas ideas erupcionando a cada silencio.
Di que está noche no habrá extrema unción cuando decida psicoanalizar mi vida.
Di que se ha marchado la ilusión de besos, cuentos, y palabras nunca dichas,
que ya no hay droga que desgaste el mapa, que se rebotan estos dos mundos.
Y a mi me explota en la cara.

Velocidad,
para todo.
Ahora sólo caben esos dos relojes precoces de amaneceres y sueño cafeinado.
Como las balas perdidas con la vista puesta en un solo paraíso.
La almohada ya te ladra, el clima seco y sus manías ya te han escamado hasta las ganas, la ruleta bajo el asfalto...
Hay muchas toallas tiradas.

-Huye...-

Pero su escondite ya se había escondido.

Hace muchos años,
hace muchas primaveras.

Hace muchos renglones ya sellados en algún grito…

Sigue bailando, marinera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario