domingo, 31 de julio de 2011

¿Sabes qué?

Es verdad que no hay dos iguales en este mundo, tan imposible como cierto.
Creo que es el momento de acordarme de mis fallos, de hacerlos tan latentes como los tuyos. Nadie es perfecto hasta que te enamoras de él. Pero el camino, entonces, precisa de más hueco. De dos huecos.
Yo te quiero, porque no sólo templas el espacio en el que estoy, sino que lo cuidas, conmigo dentro. Porque hay una señalada razón a la cual acudo cada mañana: Esta viene a ser la explosión de amor eterno que sorprendió ya desde la primera cita.
Sí, una osadía hablar de eternidad y siempres, cuando el humano acostumbra a postular el tiempo como una suerte de maratón de diez minutos.
Sin embargo, parece haberse imantado mi corazón con tu cuerpo, con tu vida. Parece como si el futuro se aclarase cada vez más y más, sin dar tregua. Como si la desazón de la soledad fuera el punto y final de esta vida. Como si esa soledad fuera única y primordialmente el supuesto de tu ausencia. Como si de repente se me hubiera olvidado que ya no juego detrás del destino.
Y ahora parece que el destino llama a mi puerta, entrando aún sabiendo que sigo escondida. Se sienta a mi lado, cuando tu no estas, claro. Y sin compasión alguna, me dice algo que yo no oigo, pero escucho…

"Para toda la vida,
mi vida"

sábado, 5 de febrero de 2011

C´est la vie.

Se tambalea, aunque cueste creerlo, el impulso oculto que no se aleja de tu puerta.
Se tambalea, la capacidad de redimir aquellas trampas que tanta falta hacen en la vida.

La sonrisa firme siempre hizo de amortiguador, en algún intento de escapismo y manta.
Y no, no fue en vano.
Pero ya quedan muy pocos remedios con dosis antivirales de desastres oportunos.
Como la botella de champán, cuando explota…
Esta es la realidad.El tiempo pesa hasta en las piedras.

Sin embargo, hay que dejar una sección de memorias y olvidos, de escalones derrotados.
La que ahora es atea de su suerte, algún día los subió de dos en dos.


La teoría de la relatividad, relativa y suya,
la manera de insignificar la palabra imposible,
las toallas que nunca cayeron…



Cómo pasa el tiempo.

lunes, 17 de enero de 2011

3

Hay cosas que nunca seré capaz de decir.
Cosas que vienen a derretirse, a fundirse con unas ganas impacientes de pasar mi vida en tus abrazos.
Y entonces tiemblo,
por no saber hasta que punto el corazón, podrá convertirse en honorabilísimo esclavo de tus días.

martes, 4 de enero de 2011

Hablemos desde esta orilla.

Sólo hay mentes
que aunque enajenadas por el viento, nunca olvidarán que hasta el mayor epíteto del desierto, puede ser una gran obra de arte.
Inspirarte desde el más tierno repelús, hasta la más brutal congoja.
Aquí ya no quedan bloques de hierro con los que pegarte cabezazos. Tanta temperatura quizás los derritió.
Lo único claro y conciso que puedo decir, es que los dilemas psicológicos de envergadura, no me duran como tales más de dos días. Y una vez que grito, rompo el cargador de la batería histérica.
Inhalo la atmósfera salada, y la perspectiva de mi misma, ahora, podría haberse comparado con los paisajes más puros que el gran artista (que en paz descanse) capturó.
No sé tratarme como una máquina derribadora.
No sé vivir siendo una mirada subliminal.
Y cuando lo probé
fue el final del tiempo sordomudo
la resaca, duro más de un día,
y la desazón no se quedó tranquila con una sola bofetada.

Por tanto, y por no volverme loca, he decidido salvarme en mi orilla.
Con la tranquilidad de los de siempre.
Con las que se ganaron ser de toda la vida.
Con el murmullo de las olas, mezclado con la prisa a cero grados
Con el play después de las lagunas
Con los distintos acentos bailando
Con la suerte atea y descarada
Con los propósitos que nunca me propongo tras las uvas.
Con la velocidad a corto plazo.

Con la misma inefable alegría…


Por sus ojos, que me pueden.

Por tu risa, mi vida.






Feliz año.