Hay cosas que nunca seré capaz de decir.
Cosas que vienen a derretirse, a fundirse con unas ganas impacientes de pasar mi vida en tus abrazos.
Y entonces tiemblo,
por no saber hasta que punto el corazón, podrá convertirse en honorabilísimo esclavo de tus días.
lunes, 17 de enero de 2011
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