martes, 26 de octubre de 2010

Resumiendo latidos.

Cómo olvidarse de un invierno tan largo y pasajero a la vez.
Cómo olvidarse de los trastos que me tiré encima, de los trapos sucios que nunca lavé.
Cómo olvidarse de un retorno a la edad crítica, de un rodeo por el máximo exponente de la inconsciencia.
Cómo olvidarme de ti si a la vez pretendía quererte y no quererte, y sendas cosas se quedaron tiritando en el intento.
Cómo olvidar que me subí a lo alto del cielo algún día, que imaginé ser la pionera en el amor, haciéndote caer sin haberlo querido, hasta el suburbio más negro de tu cárcel.
Cómo olvidar que mi cabeza terca e inconsciente se moría de ganas cada viernes de pisar ese bar de enajenación mental.
Cómo olvidarte si esos meses fuimos el secreto peor guardado y mejor invertido, con las ganas de meterme en tus pupilas por un lado, y la prisa de sacarme los resquicios de un amor estancado por el otro.
Cómo olvidarme de lo fácil que sentí perdonar tus ojos rojos, que siguen siendo una proposición indecente, aunque nunca más volvamos a fumarnos el humo de tu moto camino hacia el edén.

Una caja llena de recuerdos encendidos, bailándome las horas, atándome los cordones a cada paso, y gritándome cada día más alto quien fui y quien soy.
Así podré convertirte, si algún día se nos deshoja el corazón, en otro capítulo vivo de esta historia.


Pero la tinta hoy, se conforma con dibujarte sólo a ti en mi cabeza.

sábado, 23 de octubre de 2010

Negro.

Lo contrario seria achicarse el alma y perderse en un sudor de efímera espera.
Lo último que hiciste cuando todo iba montado en tu escalera era plantar pocas ganas de conocerte. Y hoy seguramente que podré inhalarte mucho más rápido que antes, porque no es tan fácil llegar a una vida nueva y reconocerte en cada uno de esos tres corazones. Y no es tan fácil porque en estos tiempos que corren la incoherencia camina por las calles cual cucaracha radiactiva.
Pero que queréis que os diga. Las quiero con toda mi alma.
Porque un pasadizo frío se calienta con sus risas. Porque si fallo con las dudas más intensas del presente ellas me dirán que nos vamos a fumar un pei,
que nos vamos a morir de alegría respirando nuestro aliento,
que cada una me dará un cacho de su ser,
prometiendo que harán de mi alguien valiente.
Y os creo, porque sois mi conciencia.
Y os tengo, porque le planto cara al futuro con vosotras a mi vera.

jueves, 14 de octubre de 2010

Camino.

Solía no arrastrar el agua de los charcos, ni dejarse llevar por el mal humor de las tormentas. Andaba creyendo tener una manta invisible, dentro de la cual se imaginaba la vida de cada mirada transeúnte, volando hasta erizar su bello.
No sabía malgastar el tiempo con excusas y vergüenzas, todo sonaba al compás, cada golpe y cada escalón subido. Después, se tiró al agua con el corazón en la garganta, con los ojos más rojos que el demonio, y los días agredidos con esa forma equivocada de utilizar el arte. Se despachó de todo asunto que le concernió, como aquel que olvida el reloj y se acostumbra a vivir sin él. Y creyó que todo estaba perdido. En ese momento fue cuando erró, en el momento en el que cerró la puerta a cal y canto, atornilló su alma, y se dejó abandonar como un perro en la perrera.

Aunque cueste adivinarlo, el camino siempre queda donde tú lo dejaste.