sábado, 17 de julio de 2010

Cordura.

A veces, ocurre que la locura que no lleva tiritas de psiquiatra nos invade en un revolcón de sueños.
Digo, que sólo a veces impregnamos la bombilla que por fin decide encenderse de respuesta y pregunta. Es decir, damos la victoria a esa batalla de nuestro razocinio con el bipartidismo que gobierna todo nuestro ser. De esta forma sucede, que en el momento en el que divisas la luz del final del túnel, ésta se te antoja como una santa resurrección de tus ideas, pero de súbito y sin perturbación que engañe, toda la verdad dirige sus sentidos al comienzo del dilema. El problema viene cuando la inmensa tranquilidad del primer rayo somete tanto a tu vanidad, haciéndola creer que la solución es de hormigón implacable, fuerte como el ruido que nunca se rompe, y por tanto simula ante el núcleo de todo ese barullo, que realmente nunca hubo conflicto, que todo está correcto.
 Y con un secreto a voces, todo se vuelve a enredar.

Pero sólo cuando nos alejamos en el tiempo, es cuando se puede ver claramente en el parte de lesiones que se trataba de una humana y simple esquizofrenia.
Como venda y herida, como inevitable olvido para quien teme ver algo más.

1 comentario:

  1. Publica ya algo Isabelica,que todos los días cuando se carga cruzo los dedos..y nunca hay suerte.
    Cuidate mucho rubia.
    Nos vemos pronto

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